A este ritmo de consumo, el planeta tiene sus días contados. Aquí, propuestas amigables para descomprimir la situación: comprar usado, convertirse en prosumidor...
Tal vez la Tierra sea conocido en el espacio exterior como "el planeta víctima del consumo desmedido de sus 8000 millones de habitantes". Para no tener tan mala fama interestelar, y sobre todo para que la humanidad pueda seguir viviendo en los lugares de siempre, se hace fundamental repensar las consecuencias ambientales que cada uno genera con sus acciones de todos los días.
"El consumo masivo y la ansiedad van de la mano, porque muchas de las cosas que consumimos no las necesitamos, lo hacemos por impulso, sin poder esperar, y esa clase de decisión no es la más inteligente", opina Dominique Besanson, artífice del estudio de diseño y fotografía dqb, donde los productos que están en venta están inspirados en la filosofía del do it yourself ( hágalo usted mismo ). "La industria de la moda es un modelo muy ejemplificador. Por ejemplo, la remera negra, que ya se compró una y otra vez durante cuatro años consecutivos, pero para las mujeres la nueva es distinta porque tiene mangas diferentes", detalla.
"Algunas marcas abusan del trabajador por un lado, y además contaminan con el uso de las maquinarias y la cantidad de paquetes y bolsas para envolver y entregar las prendas", indica Carolina Malbrán, creadora de Alto Pirulo, un mercado de ropa y accesorios de segunda mano con sucursales en San Isidro y Tigre.
Retoma Besanson: "La cadena de producción genera muchísima polución, y cada uno tiene que ser consciente de la huella de carbono que su consumo provoca. Si no uno se vuelve un alienado; la responsabilidad también es de aquel que consume".
"Por los pesticidas que se utilizan, el cultivo tradicional del algodón es uno de los más dañinos del mundo, y al primero que afecta es al recolector", cuenta Raúl Costa, encargado en la Argentina de la firma Patagonia, de ropa para tiempo al aire libre. "Y el principal problema de la producción convencional de lana es el castigo y la erosión de los suelos. Debido a que la lluvia es escasa o porque no se hace rotar suficientemente a las ovejas para el pastoreo, el pasto con que éstas se alimentan va perdiendo fuerza y no tiene tiempo para recuperarse. Aunque no hay un daño directo al trabajador, sí hay un daño profundo e irreparable al medio ambiente", agrega.
Así las cosas, nada mejor que echar mano a la compraventa de usados. Los emprendimientos dedicados al rubro del vintag e que venden artículos usados tienen como denominador común el interés por la sustentabilidad, a través del reciclado y la reutilización tanto de la ropa como de los adornos, muebles o electrodomésticos, que continúan su vida útil en una especie de segunda oportunidad.
"Comprar usado es una actitud sustentable, porque se trata de cosas que otros ya no utilizan y no hay industria de por medio, entonces pasan de mano en mano. Es una buena manera de volver a introducir en el mercado productos en desuso", dice Malbrán. Y alienta: "Si todos usáramos ropa de segunda mano, el impacto ambiental sería mucho menor". Cuenta, además, que en sus negocios envuelven los productos en bolsas de papel madera reciclado, y que para decorar el local de Tigre eligieron flores hechas con cartón de papel higiénico.
Con la idea de que había un montón de cosas inservibles para muchos, pero útiles para otros tantos, surgió Market-Plus, emprendimiento de venta de garaje online que se preocupa por el medio ambiente y que arrancó en marzo de este año, según cuenta una de sus fundadoras, Mariana Sala. "La reutilización tiene que ver con los muebles y juguetes de chicos, y con todo tipo de artículos para bebes, como sillas, coches y objetos de decoración", comenta. "El hecho de que la gente compre cosas usadas hace que se reduzca la producción", enfatiza Cecilia Retegui, la otra fundadora.
Pero también se puede ser sustentable cuando se compra algo nuevo, privilegiando aquellas empresas que producen con conciencia ecológica. La marca Patagonia, por ejemplo, impulsa la producción de lana merino sustentable en la Argentina junto a OVIS XXI, asociación que fomenta el cuidado de pastos en el Sur, y a The Nature Conservancy (TNC), una de las organizaciones de conservación de la naturaleza más importantes del planeta. "Si cuidamos el alimento de la oveja y lo hacemos sustentable, vamos a generar mejor producción de lana, de mejor calidad, y la sustentabilidad del medio ambiente en cuanto al agua, el pasto y a la biodiversidad de la zona", explica Costa. Además, cuenta que Patagonia ya compró 39.500 kilos de lana argentina sustentable.
Otro modo de sustentabilidad se relaciona con la idea del prosumidor; es decir, productor y consumidor a la vez. "Por ejemplo, cuando se compra una silla ensamblada, se compra el empaquetado y uno arma la silla. El producto final lo consigue el consumidor gracias a su propia acción", se entusiasma Besanson.
Y recomienda a los consumidores no comprar nada que puedan hacer ellos mismos.
Y para el que pueda hacerse cargo, existe también la opción de convertirse directamente enfreegan , esa moda anticonsumo que nació en Nueva York con las últimas crisis y que propone hasta buscar los adornos en contenedores de basura. Extremo, eso sí.
AGENDA DEL BOLSILLO
- Informarse sobre cómo trabajan las empresas detrás de cada marca y la durabilidad de cada producto.
- Rechazar los envoltorios excesivos y los envases, si no son tan necesarios.
- Buscar productos fabricados cerca de casa: así se ahorra en transporte, combustible y energía.
- Comprar artículos de segunda mano.
- Es preferible comprar comida con más frecuencia, para evitar tirarla porque está vencida.
- No comprar nada descartable.
- El bambú y la lana ecológica son opciones amigables con el medio ambiente.
- Intentar arreglar las cosas antes de descartarlas.
La vida eco
Mejor no tirar nada
A este ritmo de consumo, el planeta tiene sus días contados. Aquí, propuestas amigables para descomprimir la situación: comprar usado, convertirse en prosumidor...
Tal vez la Tierra sea conocido en el espacio exterior como "el planeta víctima del consumo desmedido de sus 8000 millones de habitantes". Para no tener tan mala fama interestelar, y sobre todo para que la humanidad pueda seguir viviendo en los lugares de siempre, se hace fundamental repensar las consecuencias ambientales que cada uno genera con sus acciones de todos los días.
"El consumo masivo y la ansiedad van de la mano, porque muchas de las cosas que consumimos no las necesitamos, lo hacemos por impulso, sin poder esperar, y esa clase de decisión no es la más inteligente", opina Dominique Besanson, artífice del estudio de diseño y fotografía dqb, donde los productos que están en venta están inspirados en la filosofía del do it yourself ( hágalo usted mismo ). "La industria de la moda es un modelo muy ejemplificador. Por ejemplo, la remera negra, que ya se compró una y otra vez durante cuatro años consecutivos, pero para las mujeres la nueva es distinta porque tiene mangas diferentes", detalla.
"Algunas marcas abusan del trabajador por un lado, y además contaminan con el uso de las maquinarias y la cantidad de paquetes y bolsas para envolver y entregar las prendas", indica Carolina Malbrán, creadora de Alto Pirulo, un mercado de ropa y accesorios de segunda mano con sucursales en San Isidro y Tigre.
Retoma Besanson: "La cadena de producción genera muchísima polución, y cada uno tiene que ser consciente de la huella de carbono que su consumo provoca. Si no uno se vuelve un alienado; la responsabilidad también es de aquel que consume".
"Por los pesticidas que se utilizan, el cultivo tradicional del algodón es uno de los más dañinos del mundo, y al primero que afecta es al recolector", cuenta Raúl Costa, encargado en la Argentina de la firma Patagonia, de ropa para tiempo al aire libre. "Y el principal problema de la producción convencional de lana es el castigo y la erosión de los suelos. Debido a que la lluvia es escasa o porque no se hace rotar suficientemente a las ovejas para el pastoreo, el pasto con que éstas se alimentan va perdiendo fuerza y no tiene tiempo para recuperarse. Aunque no hay un daño directo al trabajador, sí hay un daño profundo e irreparable al medio ambiente", agrega.
Así las cosas, nada mejor que echar mano a la compraventa de usados. Los emprendimientos dedicados al rubro del vintag e que venden artículos usados tienen como denominador común el interés por la sustentabilidad, a través del reciclado y la reutilización tanto de la ropa como de los adornos, muebles o electrodomésticos, que continúan su vida útil en una especie de segunda oportunidad.
"Comprar usado es una actitud sustentable, porque se trata de cosas que otros ya no utilizan y no hay industria de por medio, entonces pasan de mano en mano. Es una buena manera de volver a introducir en el mercado productos en desuso", dice Malbrán. Y alienta: "Si todos usáramos ropa de segunda mano, el impacto ambiental sería mucho menor". Cuenta, además, que en sus negocios envuelven los productos en bolsas de papel madera reciclado, y que para decorar el local de Tigre eligieron flores hechas con cartón de papel higiénico.
Con la idea de que había un montón de cosas inservibles para muchos, pero útiles para otros tantos, surgió Market-Plus, emprendimiento de venta de garaje online que se preocupa por el medio ambiente y que arrancó en marzo de este año, según cuenta una de sus fundadoras, Mariana Sala. "La reutilización tiene que ver con los muebles y juguetes de chicos, y con todo tipo de artículos para bebes, como sillas, coches y objetos de decoración", comenta. "El hecho de que la gente compre cosas usadas hace que se reduzca la producción", enfatiza Cecilia Retegui, la otra fundadora.
Pero también se puede ser sustentable cuando se compra algo nuevo, privilegiando aquellas empresas que producen con conciencia ecológica. La marca Patagonia, por ejemplo, impulsa la producción de lana merino sustentable en la Argentina junto a OVIS XXI, asociación que fomenta el cuidado de pastos en el Sur, y a The Nature Conservancy (TNC), una de las organizaciones de conservación de la naturaleza más importantes del planeta. "Si cuidamos el alimento de la oveja y lo hacemos sustentable, vamos a generar mejor producción de lana, de mejor calidad, y la sustentabilidad del medio ambiente en cuanto al agua, el pasto y a la biodiversidad de la zona", explica Costa. Además, cuenta que Patagonia ya compró 39.500 kilos de lana argentina sustentable.
Otro modo de sustentabilidad se relaciona con la idea del prosumidor; es decir, productor y consumidor a la vez. "Por ejemplo, cuando se compra una silla ensamblada, se compra el empaquetado y uno arma la silla. El producto final lo consigue el consumidor gracias a su propia acción", se entusiasma Besanson.
Y recomienda a los consumidores no comprar nada que puedan hacer ellos mismos.
Y para el que pueda hacerse cargo, existe también la opción de convertirse directamente enfreegan , esa moda anticonsumo que nació en Nueva York con las últimas crisis y que propone hasta buscar los adornos en contenedores de basura. Extremo, eso sí.
AGENDA DEL BOLSILLO
- Informarse sobre cómo trabajan las empresas detrás de cada marca y la durabilidad de cada producto.
- Rechazar los envoltorios excesivos y los envases, si no son tan necesarios.
- Buscar productos fabricados cerca de casa: así se ahorra en transporte, combustible y energía.
- Comprar artículos de segunda mano.
- Es preferible comprar comida con más frecuencia, para evitar tirarla porque está vencida.
- No comprar nada descartable.
- El bambú y la lana ecológica son opciones amigables con el medio ambiente.
- Intentar arreglar las cosas antes de descartarlas.
La vida eco
Mejor no tirar nada
A este ritmo de consumo, el planeta tiene sus días contados. Aquí, propuestas amigables para descomprimir la situación: comprar usado, convertirse en prosumidor...
Tal vez la Tierra sea conocido en el espacio exterior como "el planeta víctima del consumo desmedido de sus 8000 millones de habitantes". Para no tener tan mala fama interestelar, y sobre todo para que la humanidad pueda seguir viviendo en los lugares de siempre, se hace fundamental repensar las consecuencias ambientales que cada uno genera con sus acciones de todos los días.
"El consumo masivo y la ansiedad van de la mano, porque muchas de las cosas que consumimos no las necesitamos, lo hacemos por impulso, sin poder esperar, y esa clase de decisión no es la más inteligente", opina Dominique Besanson, artífice del estudio de diseño y fotografía dqb, donde los productos que están en venta están inspirados en la filosofía del do it yourself ( hágalo usted mismo ). "La industria de la moda es un modelo muy ejemplificador. Por ejemplo, la remera negra, que ya se compró una y otra vez durante cuatro años consecutivos, pero para las mujeres la nueva es distinta porque tiene mangas diferentes", detalla.
"Algunas marcas abusan del trabajador por un lado, y además contaminan con el uso de las maquinarias y la cantidad de paquetes y bolsas para envolver y entregar las prendas", indica Carolina Malbrán, creadora de Alto Pirulo, un mercado de ropa y accesorios de segunda mano con sucursales en San Isidro y Tigre.
Retoma Besanson: "La cadena de producción genera muchísima polución, y cada uno tiene que ser consciente de la huella de carbono que su consumo provoca. Si no uno se vuelve un alienado; la responsabilidad también es de aquel que consume".
"Por los pesticidas que se utilizan, el cultivo tradicional del algodón es uno de los más dañinos del mundo, y al primero que afecta es al recolector", cuenta Raúl Costa, encargado en la Argentina de la firma Patagonia, de ropa para tiempo al aire libre. "Y el principal problema de la producción convencional de lana es el castigo y la erosión de los suelos. Debido a que la lluvia es escasa o porque no se hace rotar suficientemente a las ovejas para el pastoreo, el pasto con que éstas se alimentan va perdiendo fuerza y no tiene tiempo para recuperarse. Aunque no hay un daño directo al trabajador, sí hay un daño profundo e irreparable al medio ambiente", agrega.
Así las cosas, nada mejor que echar mano a la compraventa de usados. Los emprendimientos dedicados al rubro del vintag e que venden artículos usados tienen como denominador común el interés por la sustentabilidad, a través del reciclado y la reutilización tanto de la ropa como de los adornos, muebles o electrodomésticos, que continúan su vida útil en una especie de segunda oportunidad.
"Comprar usado es una actitud sustentable, porque se trata de cosas que otros ya no utilizan y no hay industria de por medio, entonces pasan de mano en mano. Es una buena manera de volver a introducir en el mercado productos en desuso", dice Malbrán. Y alienta: "Si todos usáramos ropa de segunda mano, el impacto ambiental sería mucho menor". Cuenta, además, que en sus negocios envuelven los productos en bolsas de papel madera reciclado, y que para decorar el local de Tigre eligieron flores hechas con cartón de papel higiénico.
Con la idea de que había un montón de cosas inservibles para muchos, pero útiles para otros tantos, surgió Market-Plus, emprendimiento de venta de garaje online que se preocupa por el medio ambiente y que arrancó en marzo de este año, según cuenta una de sus fundadoras, Mariana Sala. "La reutilización tiene que ver con los muebles y juguetes de chicos, y con todo tipo de artículos para bebes, como sillas, coches y objetos de decoración", comenta. "El hecho de que la gente compre cosas usadas hace que se reduzca la producción", enfatiza Cecilia Retegui, la otra fundadora.
Pero también se puede ser sustentable cuando se compra algo nuevo, privilegiando aquellas empresas que producen con conciencia ecológica. La marca Patagonia, por ejemplo, impulsa la producción de lana merino sustentable en la Argentina junto a OVIS XXI, asociación que fomenta el cuidado de pastos en el Sur, y a The Nature Conservancy (TNC), una de las organizaciones de conservación de la naturaleza más importantes del planeta. "Si cuidamos el alimento de la oveja y lo hacemos sustentable, vamos a generar mejor producción de lana, de mejor calidad, y la sustentabilidad del medio ambiente en cuanto al agua, el pasto y a la biodiversidad de la zona", explica Costa. Además, cuenta que Patagonia ya compró 39.500 kilos de lana argentina sustentable.
Otro modo de sustentabilidad se relaciona con la idea del prosumidor; es decir, productor y consumidor a la vez. "Por ejemplo, cuando se compra una silla ensamblada, se compra el empaquetado y uno arma la silla. El producto final lo consigue el consumidor gracias a su propia acción", se entusiasma Besanson.
Y recomienda a los consumidores no comprar nada que puedan hacer ellos mismos.
Y para el que pueda hacerse cargo, existe también la opción de convertirse directamente enfreegan , esa moda anticonsumo que nació en Nueva York con las últimas crisis y que propone hasta buscar los adornos en contenedores de basura. Extremo, eso sí.
AGENDA DEL BOLSILLO
- Informarse sobre cómo trabajan las empresas detrás de cada marca y la durabilidad de cada producto.
- Rechazar los envoltorios excesivos y los envases, si no son tan necesarios.
- Buscar productos fabricados cerca de casa: así se ahorra en transporte, combustible y energía.
- Comprar artículos de segunda mano.
- Es preferible comprar comida con más frecuencia, para evitar tirarla porque está vencida.
- No comprar nada descartable.
- El bambú y la lana ecológica son opciones amigables con el medio ambiente.
- Intentar arreglar las cosas antes de descartarlas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor dejá tu comentario, muchas gracias!!!